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lunes, 4 de octubre de 2010

Feromonas en los gatos.

gato, mascota, flehmen
Imagen Wikimedia
Feromonas, feromonas. A menudo oímos que alguien ha comprado un bote de feromonas para ligar más y, unas veces nos cuentan que les ha funcionado y otras que no. Pero en este post no vamos a escribir sobre los efectos de las feromonas en los humanos, sino en los gatos domésticos.

Aquellas personas que tengan gatos en casa saben perfectamente que son, por norma general, más independientes que los perros y que en su herencia genética no tienen grabado el sistema de jerarquías que domina en las manadas de los perros. Esta forma de ser puede provocar comportamientos en nuestro minino que no podemos controlar en la medida que nos gustaría. Por ejemplo, ¿cuántas veces se ha rascado donde no debería?, ¿cuántas batallas campales has tenido para lograr hacerle entrar en el trasportín antes de un viaje?
El gato es un animal que reacciona de forma desconfiada cuando no conoce algo y de forma agresiva en los momentos en los que se siente acorralado o dominado, aunque nuestras intenciones sean buenas no está en nuestras manos hacerles entender que no queremos lastimarles en absoluto.

“Las feromonas faciales o apaciguadoras”
En estos momentos sería muy útil el uso de feromonas, denominadas apaciguadoras, segregadas por los gatos. Este tipo de feromonas son secretadas por la frente y el gato las usa para marcar las cosas o personas a las que tiene apego o considera que no le pueden hacer daño o ser lesivas. En el mercado se venden este tipo de feromonas, desarrolladas sintéticamente, con el objeto de tranquilizar al gato en determinadas situaciones, como por ejemplo, cambios de residencia, viajes, visitas al veterinario, la llegada de un nuevo miembro a la familia y, en general, en situaciones que sean estresantes para el animal.

Curiosidad: “La percepción de feromonas”
Flehmen, tigre
Flehmen tigre (wikimedia)
Cuando el gato está percibiendo feromonas adopta un comportamiento particular denominado “flehmen”: levanta la cabeza, entreabre la boca, entorna los ojos, succiona aire y se queda inmóvil durante unos segundos. Toda esta información se transmite al órgano vómero-nasal, que es un órgano sensorial específico. Este tipo de percepción no tiene nada que ver con el olfato.